¿Qué es el sistema inmunológico?
El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos lo define así:
Es una red compleja de células, tejidos, órganos y las sustancias que estos producen, que ayuda al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades.
Este sistema está compuesto por glóbulos blancos y órganos y tejidos del sistema linfático, como el bazo, los ganglios y vasos linfáticos y la médula ósea. Todos estos funcionan como un ejército que lucha por mantener fuera del cuerpo a los microorganismos infecciosos (bacterias, virus, parásitos y hongos) que quieren invadirlo.
Para poder combatir infecciones, el sistema inmunológico identifica los agentes patógenos que lo atacan. Estos tienen en la superficie moléculas llamadas antígenos que proporcionan una marca única, lo que permite que las células del sistema inmune los reconozcan como “enemigos”.
Una vez que se identifica al agente patógeno, el sistema inmunológico reacciona y comienza a combatir la infección. También tiene una respuesta adaptativa frente a la presencia de un agente patógeno, a través de la producción de anticuerpos.
La crioterapia y el sistema inmunológico
Las primeras investigaciones que sugieren que la exposición al frío podría ser beneficiosa para el sistema inmunológico se originan en el estudio de nadadores de invierno. Estos suelen ser una vista común en los países nórdicos, donde se practica la natación en aguas abiertas que se encuentran alrededor de 1°C.
En un estudio, investigadores de Helsinki reclutaron a 20 adultos sanos, de los cuales 12 eran nadadores habituales de invierno (practicaban esto más de una vez por semana durante el invierno, y lo habían hecho durante una media de unos siete años). Las otras ocho personas no eran nadadores habituales de invierno.
A todos los participantes se les tomaron dos muestras de sangre: una en reposo y la otra luego de que se hayan sumergido durante aproximadamente un minuto en un lago con agua helada.
El primer punto destacado fue que los nadadores habituales de invierno tenían concentraciones más altas de glóbulos blancos en reposo que sus homólogos que no nadaban en invierno.
A partir de ahí, los investigadores fueron a indagar si la natación en invierno conducía a adaptaciones a largo plazo que alteraban la forma en que el sistema inmunológico de un individuo respondía a estímulos desafiantes.
Tomaron muestras de sangre antes y después de que los sujetos hubieran sido sumergidos en agua helada y las combinaron, en placas de Petri, con lipopolisacárido (LPS). El LPS es un componente importante de la membrana externa de las bacterias Gram-negativas y desencadena una respuesta inflamatoria de nuestro sistema inmunológico.
En los cultivos celulares de los participantes que eran nadadores habituales en invierno, la liberación de citocinas inflamatorias aumentó después de sumergirse en agua fría, una respuesta que no se mostró en los nadadores que no eran nadadores en invierno.
La conclusión clave acá es que la natación en invierno parece dar como resultado un aumento sostenido de la actividad del sistema inmunológico innato, a través de un mayor número de células inmunes que circulan en la sangre.
Además, una sesión de tratamiento con frío puede provocar una respuesta inflamatoria más intensa en personas adaptadas al frío, lo que a su vez ayuda a atraer esos glóbulos blancos hacia sitios donde los patógenos podrían estar invadiendo.
¿Por qué precisamente la crioterapia de cuerpo entero mejoraría el sistema inmunológico?
Un poco de historia evolutiva
Primero es necesario explicar la paradoja del estrés.
Estrés suele ser palabra prohibida. Pero, factores estresantes a corto plazo pueden provocar una respuesta positiva del sistema inmunológico, y esto es bastante lógico cuando se ve a través del lente de la evolución.
En el artículo sobre Crioterapia, Mitocondrias y Cáncer introdujimos el concepto de “re-ancestralización”: la idea de entender la importancia de nuestra evolución y volver a nuestros orígenes.
Pensemos que nuestro ADN se forjó bajo situaciones de enorme estrés y un contexto ambiental muy adverso: glaciaciones, sequías, ayunos. Hoy en día, evitamos a toda costa cualquier tipo de factor estresante. Sin embargo, una cuota de estrés controlado puede ser muy beneficiosa para nuestra salud y bienestar general.
En pocas palabras, necesitamos un input de estrés como el que introducen las inmersiones en agua fría: al sumergir el cuerpo en agua a bajas temperaturas, el cuerpo se “estresa” y comienza a activar numerosos procesos que involucran la liberación de adrenalina, dopamina, endorfinas y mucho más. Esto es lo que genera luego un boost en el cuerpo y la mente.
(*) Se trata de un estrés controlado ya que se realiza en una bañera, con temperaturas que no superan lo extremo y por un tiempo limitado. Al ser una práctica, muchos factores de ella están controlados. No es lo mismo que meterse a nadar en aguas abiertas en la Antártida, por ejemplo.
Volviendo a nuestros ancestros, no es difícil imaginar que se enfrentaron numerosas veces contra animales salvajes o sufrieron lesiones en medio de la intemperie. Esto estuvo acompañado de infecciones, y aquellos que experimentaron un aumento en la actividad inmune habrían tenido más probabilidades de sobrevivir.
Por ende, tiene mucho sentido que nuestro sistema inmunológico haya evolucionado para movilizarse en respuesta a un factor estresante agudo, ya sea frente a un oso que ataca o sumergiendo el cuerpo en aguas a temperaturas bajísimas.
Beneficios de la crioterapia para el sistema inmune
- Aumenta los glóbulos blancos: Se ha demostrado que la crioterapia aumenta la cantidad de glóbulos blancos y también eleva las sustancias químicas antiinflamatorias dentro del cuerpo que reducen la inflamación de manera sistémica.
- Aumenta la circulación sanguínea: Durante una sesión de crioterapia el cuerpo pasa por un proceso llamado constricción vascular, enviando toda la sangre al centro del cuerpo para proteger los órganos vitales. Luego, la sangre circula por el sistema enriquecida en oxígeno, enzimas buenas y nutrientes, mejorando el metabolismo celular y la función de los órganos internos.
- Elimina toxinas: Al aumentar la circulación sanguínea, el cuerpo puede eliminar toxinas de manera más eficiente.
- Disminuye los niveles de cortisol: La crioterapia ayuda a liberar grandes cantidades de endorfinas, reduciendo los niveles de cortisol (estrés) y apoyando así el sistema inmunológico.
- Aumenta las funciones celulares: Mejora la circulación y el metabolismo celular, promoviendo un crecimiento celular más activo y una mejor función de todos los sistemas del cuerpo.
(*) Alfa Hackers está diseñado para apoyar un estilo de vida saludable, no para diagnosticar, curar o prevenir enfermedades o condiciones médicas específicas. Nuestras bañeras no son dispositivos médicos. Consulte a su médico antes de embarcarse en cualquier práctica de exposición deliberada al frío.
Si te interesa conocer más sobre la ciencia de la crioterapia y su relación con distintos aspectos de la vida (salud mental, performance sexual, cáncer, pérdida de grasa) explorá nuestro blog biohacker.