Los saunas son una herramienta muy popular para bajar las ansiedades y lograr un estado de relajación profundo. Sin embargo, son mucho más que una herramienta de relax. Cada vez más, se confirma que la terapia de calor ayuda a acelerar la recuperación muscular, desintoxicar el cuerpo, mejorar el sueño y la salud de la piel, fortalecer el corazón, y mucho más.

Dos tipos de sauna son los más conocidos: los secos y los húmedos. Los primeros son los típicos saunas nórdicos que vemos en las películas, un cuarto pequeño revestido de madera. Los húmedos suelen ser diferentes, muchas veces vienen en un formato compacto como el Sauna On The Go de Alfa Hackers.

¿En qué se diferencian? Veamos en detalle.

El tipo de calor

Los saunas secos utilizan, como dice el nombre, un calor seco, sin aumentar la humedad del entorno. El calor se genera a través de una estufa, normalmente eléctrica o a leña, que calienta un conjunto de rocas. A medida que las rocas se calientan, irradian calor por toda la sala de sauna. La temperatura puede variar entre los 70°C y 90°C, con un nivel de humedad bajo, normalmente entre el 5 y el 20 %.

Por su lado, el sauna húmedo utiliza el vapor como método de calor. Estos saunas utilizan un generador de vapor para producir un calor intenso y alta humedad. Las temperaturas oscilan entre los 54°C y 60°C, llegando a casi un 100% de humedad en el aire.

La intensidad del calor

Ahora bien, aunque la temperatura a la que llega un sauna húmedo es más baja que la de un sauna seco, la diferencia está en la intensidad del calor, es decir, qué tanto lo sentimos en el cuerpo.

El agua tiene mayor capacidad calorífica que el aire. Cuando estás dentro de un sauna húmedo, el aire está saturado con vapor de agua. Esto transporta más energía térmica a tu cuerpo que un sauna seco que se encuentra a la misma temperatura.

Por eso, aunque la temperatura sea más baja en un sauna húmedo, la sensación de calor puede ser incluso más intensa que en un sauna seco. El aire puede sentirse denso y pesado al ingresar a un sauna húmedo, pero como la temperatura es más baja que en uno seco, no se sentirá demasiado caliente ni incómodo.

Diferencias puntuales en los beneficios

Ambos tipos de saunas ofrecen numerosos beneficios (muy similares) para la salud física y mental:

• Relajación y alivio del estrés.

• Recuperación muscular rápida y eficiente.

• Desintoxicación.

• Mejora de la circulación.

• Fortalecimiento del sistema cardiovascular.

• Mayor calidad del sueño.

Sin embargo, algunos de estos beneficios se remarcan, o son más puntuales, dependiendo del tipo de sauna.

Los saunas secos tienen un muy bajo nivel de humedad, lo que hace que la experiencia pueda sentirse menos intensa y sea mejor para personas sensibles al calor o a la humedad. Además, los saunas secos suelen darte la experiencia más “tradicional”.

En los saunas húmedos estos son los beneficios más exponenciados:

1. El mayor nivel de humedad en el aire puede hacer maravillas para la salud respiratoria: desde ayudar a despejar la congestión y mejorar la respiración hasta brindar alivio a las personas con asma o alergias.

2. Si tenés la piel seca y opaca, o simplemente querés mejorar la salud y apariencia de tu piel, el sauna húmedo es ideal. El calor húmedo dilata los vasos sanguíneos, lo que aumenta el flujo sanguíneo en todo el cuerpo. Esta circulación sanguínea conduce a un mejor suministro de oxígeno a la piel, lo que promueve una tez saludable y radiante.

3. Al ser más intensa la sensación de calor, se estimula más la sudoración. Esto es esencial para desintoxicar el cuerpo. A medida que suda, los poros se abren, liberando toxinas e impurezas.

(*) Disclaimer: esta publicación tiene fines informativos únicamente y no sustituye el asesoramiento médico profesional. Consulte con su médico antes de incorporar sesiones de sauna en su rutina.

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