Crioterapia y Dopamina
La dopamina, comúnmente conocida como una de las moléculas de la felicidad, y la exposición deliberada al frío tienen una estrecha relación.
En este artículo te contamos cómo la crioterapia puede impulsar los mecanismos para la liberación de dopamina.
¿Qué es la dopamina?
La dopamina es un neurotransmisor, es decir, una especie de “mensajero químico” que se encarga de llevar un mensaje desde las neuronas, que lo producen, hacia otras células. La serotonina y la noradrenalina, por ejemplo, son también neurotransmisores.
La dopamina está involucrada en una multitud de funciones cerebrales y fisiológicas. Algunas de ellas son:
El aprendizaje, la atención y la memoria. La dopamina nos ayuda a sentirnos con energía y a poder memorizar mejor a corto plazo, lo que influye en la capacidad de retener la información.
La motivación. No solo nos recompensa una vez que realizamos una actividad placentera, sino que también se libera mucho antes de realizar una acción. Así, logra motivarnos a buscar situaciones o actividades agradables.
El placer. Ir a un recital, ver una película o comer tu comida favorita son situaciones placenteras. La dopamina es la que se ocupa acá de que tengas esa sensación de placer.
El sueño. La melatonina, la hormona del sueño, necesita que se segregue dopamina para su regulación. La dopamina, junto con el cortisol y la noradrenalina, se encargan de regular los cambios en la actividad cerebral en la función del ciclo de sueño-vigilia
El estado de ánimo. Al ser el neurotransmisor del placer, también se relaciona con la tristeza y la depresión. Una carencia de actividad dopaminérgica hace difícil que se pueda disfrutar incluso de aquellas cosas que más nos gusten.
Dado a que interviene en una gran cantidad de procesos, una alteración en los niveles normales de este neurotransmisor podría llegar a tener consecuencias negativas.
Uno de los ejemplos más conocidos sobre las consecuencias de la falta de dopamina es el Parkinson. En esta enfermedad se produce una disminución progresiva de las neuronas y neuro receptores, a tal punto que se llega a la muerte de las neuronas que producen dopamina en una región del cerebro que se llama sustancia negra. Esto conlleva la aparición de rigidez, menor control de la actividad motora y temblores, entre otros.
(*) Es necesario remarcar que el exceso de dopamina también está asociado a problemas de salud mental, como la esquizofrenia y la bipolaridad.
La relación con la exposición deliberada al frío
La exposición deliberada al frío es una práctica que implica exponerse intencionalmente a temperaturas frías con el fin de obtener diversos beneficios para la salud. Una de las maneras de realizar exposición deliberada al frío es a través de la crioterapia, sumergiendo el cuerpo en aguas a bajas temperaturas.
La dopamina, la noradrenalina y la norepinefrina tienden a liberarse juntas en determinadas condiciones, por el mismo tipo de estímulo. La exposición deliberada al frío es una de ellas. La crioterapia puede utilizarse para generar aumentos en la liberación de estas catecolaminas, de manera que puedan mejorar nuestros niveles de atención y de ánimo.
La exposición deliberada al frío tiene un efecto muy poderoso sobre la liberación de dopamina en nuestro cerebro y cuerpo. La explicación más “científica” sería que a medida que la temperatura interna del cuerpo desciende significativamente, el cerebro y otros órganos liberan ciertas hormonas y neurotransmisores del bienestar.
Pensando en la prehistoria, podría tratarse de un mecanismo defensivo: el cuerpo libera automáticamente estos neuroquímicos en contextos de estrés. Dado que este tipo de neuroquímicos, con las endorfinas o la dopamina, nos hacen sentir mejor y alivian la sensación de agotamiento o fatiga, esto pudo haber sido útil para garantizar la supervivencia de nuestros ancestros humanos en ambientes hostiles.
Hablando de estrés, éste es uno de los principales causantes de la disminución en la actividad dopaminérgica. Todas las acciones que se lleven a cabo para reducir el estrés contribuirán a aumentar los niveles de dopamina.
Un caso de estudio
En un episodio de Huberman Lab Podcast, Andrew Huberman -neurocientífico y profesor titular en el departamento de neurobiología de la Facultad de Medicina de Stanford- nos cuenta un caso científico sobre la exposición al frío y el incremento de dopamina.
El estudio se titula Respuestas fisiológicas humanas a la inmersión en agua de diferentes temperaturas (Sramek, 2000). Lo que hicieron, básicamente, fue sentar a personas en sillas bajo el agua, sumergiéndolos hasta el cuello en tres temperaturas diferentes, 32°C, 20°C y 14°C, y observar su temperatura corporal, su metabolismo y los niveles séricos (nivel en sangre) de cosas como norepinefrina, epinefrina, dopamina y cortisol.
Todos los grupos estuvieron en el agua durante una hora, que es mucho más que el tiempo que solemos estar en el agua cuando realizamos crioterapia. Aunque eran temperaturas moderadamente frías (que quizás no consideramos como realmente frías), el experimento se prolongó durante bastante tiempo.
Esto es lo que observaron:
El grupo que se sumergió hasta el cuello en agua a 32°C no experimentó un cambio en el metabolismo ni un aumento significativo de la dopamina o de estas otras catecolaminas.
El grupo que estuvo en agua a 20°C experimentó un aumento del 93% en su tasa metabólica, "lo cual es notable dado que el agua no estaba tan fría", dice Huberman.
Finalmente, el grupo que estuvo en agua a 14°C experimentó un aumento del 350% en el metabolismo.
Los datos más interesantes para Huberman fueron aquellos relacionados con los efectos mentales de la exposición deliberada al frío. Los niveles de concentración de dopamina aumentaron en un 250% y dicho aumento perduró durante un período de tiempo bastante largo, incluso hasta dos horas.
"Creo que estos efectos documentados en humanos explican gran parte de la mejora de la atención y de los sentimientos de bienestar y estado de ánimo que típicamente las personas experimentan después de una exposición deliberada al frío" expresa Huberman.
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