Crioterapia y Brown Fat
La grasa parda, comúnmente conocida como brown fat, es un tipo de grasa corporal que nos mantiene calientes cuando tenemos frío. También almacena energía y ayuda al cuerpo a quemar calorías.
Lo interesante es que esta grasa se activa en temperaturas frías. En este artículo vamos a contarte cómo.
La grasa
Cuando pensamos en grasa solemos asociarlo directamente a algo negativo. Tal vez incluso se nos viene a la cabeza un tejido amarillo burbujoso. Pero, como en la vida, no todo es tan lineal.
La grasa es esencial para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. No sólo es proveedora de energía, sino que también actúa como componente estructural.
¿Sabías que el principal componente, casi el 60%, de nuestro cerebro es la grasa?
Raquel Marín, neurocientífica y profesora de Fisiología en la Universidad de La Laguna de Tenerife, explica porqué esta cantidad de grasa en el cerebro: “Una de las razones es que es aislante de electricidad y las células fundamentales del cerebro (las neuronas) ‘hablan’ entre sí a través de impulsos electroquímicos. Sin esa grasa, y con las neuronas ‘hablando’ a la vez, nuestro cerebro se podría incluso sobrecalentar”.
Ahora bien, todo esto no significa que les recomendamos comer frituras todo el día. Lo que queremos es contarles sobre el tipo de grasa específico que es beneficioso para nuestro cuerpo.
Los distintos tipos de grasas
Nuestros cuerpos producen y almacenan dos tipos principales de células grasas: las blancas y las marrones (de acá en adelante, grasa parda). Éstas tienen diferentes funciones y roles.
La grasa blanca se almacena debajo de la piel y alrededor de los órganos. Esta grasa es la que nos suele traer inseguridades e intentamos evitar y la que, en exceso, se asocia con enfermedades como la obesidad y la diabetes tipo 2 (Schulz et al., 2011). La grasa blanca es predominantemente pasiva y se utiliza para almacenar energía.
La parda, en cambio, es muy diferente a la blanca. La parda es metabólicamente activa, aumentando el gasto energético y, por ende, quemando calorías cuando se activa. Se suele encontrar en el cuello, los hombros y gran parte de la espalda superior.
Grasa parda y la exposición deliberada al frío
Cuando estamos expuestos al frío temblamos: se producen contracciones musculares para generar calor y recuperar la temperatura corporal. Sin embargo, hay otra forma en que el cuerpo genera calor sin temblar, y esto se conoce como termogénesis sin temblores: el cuerpo utiliza nuestras células de grasa parda para aumentar la generación de calor.
Susanna Søberg, PhD, experta en grasa parda y el frío, nos cuenta la ciencia detrás de esto. Cuando algo es muy importante para nuestra supervivencia y evolución, el cerebro y el cuerpo instalan múltiples mecanismos para ello. Søberg explica que la grasa parda evolucionó para mantenernos en un perfecto equilibrio homeostático con el fin, básicamente, de mantenernos vivos y que no suframos hipotermia.
¿Cómo es el mecanismo? Cuando estamos expuestos a un cambio de temperatura, como sucede al sumergirnos en una bañera de agua fría, los receptores del frío que se encuentran en la piel envían una señal al centro regulador de la temperatura en el cerebro, el hipotálamo. Debido a que tenemos muchísimos receptores del frío en nuestra piel, se genera un rápido aumento de los neurotransmisores (los “mensajeros”) en el cerebro: la noradrenalina, la adrenalina y el cortisol. El aumento de noradrenalina activa inmediatamente la grasa parda.
Activación de la grasa parda y pérdida de grasas blancas
Søberg también explica que la grasa parda es muy plástica, por lo que significa que puede crecer y disminuir. Sin embargo, no queremos mucha grasa parda, sólo queremos mantenerla activada. Para esto, la crioterapia es una buena opción ya que generamos un cambio en la temperatura corporal que activa la grasa parda.
“El frío es el activador estresante más potente de nuestra grasa parda, porque es el órgano regulador de la temperatura de nuestro cuerpo” Susanna Søberg.
Con cada exposición al frío, nos adaptamos un poco más a él. Esto se debe a que la grasa parda impulsó un crecimiento de las mitocondrias en las células. Además, esto tiene cierto efecto en la pérdida de grasas blancas: “Estos pequeños tejidos energéticos activarán las células y absorberán glucosa (azúcar) y grasa del torrente sanguíneo para mantener alta la termogénesis” explica Susanna.
Es por esto que la grasa parda puede disminuir nuestra grasa no saludable, es decir, la grasa blanca que no queremos en exceso, pero que igualmente todavía necesitamos un poco ya que funciona como almacenamiento de energía.
Están surgiendo investigaciones que sugieren que los adipocitos blancos maduros se pueden convertir en adipocitos marrones y que el fenotipo típico de almacenamiento de ácidos grasos del adipocito blanco se puede cambiar para convertirlo en un fenotipo de utilización de grasa. Juntos, estos dos factores parecen métodos viables para contribuir a la pérdida de peso y, por lo tanto, ayudar a combatir la obesidad y otras enfermedades relacionadas con la salud inducidas por el peso (Langbin., 2010).
En otro artículo, Ejercicios con Crioterapia, compartimos un protocolo de “escalofríos” para la pérdida de grasa.
Grasa parda y escalofríos
Cuando el cerebro recibe la señal de que tiene frío, se activan, entre muchas otras cosas, los escalofríos. Esto sucede gracias a una región del hipotálamo denominada “centro motor primario del escalofrío”, una zona que es estimulada por las señales de frío procedentes de la piel y de la médula espinal que se activa cuando la temperatura corporal desciende por debajo de un nivel de temperatura crítico.
Las contracciones musculares (los temblores) son un componente de la homeostasis, el proceso mediante el cual el cuerpo mantiene un equilibrio interno constante. En condiciones de frío, el temblor nos ayuda a mantener una temperatura corporal adecuada, de una manera similar a la que la sudoración lo hace cuando tenemos calor.
Søberg explica que los escalofríos activan la grasa parda. Ésta y los músculos trabajan juntos para mantenernos calientes y no sufrir demasiado en temperaturas frías.
Los bebés, por ejemplo, tienen altos niveles de grasa parda ya que juega un papel fundamental para mantenerlos calientes, debido a su incapacidad para temblar cuando tienen frío.
Deberíamos considerar el escalofrío como un entrenamiento para nuestras células, músculos y metabolismo.
Los escalofríos crean un "estrés saludable", es decir, hormesis en las células. Cuanto más expongamos las células musculares, o las células de grasa parda, a este tipo de estrés y ejercicio saludable (a través de la exposición al frío), mejor será su capacidad para mantenernos saludables.
Si te gustó este artículo y querés aprender más sobre la crioterapia y sus distintas aristas, te invitamos a navegar por nuestro blog. Y si querés dar un pasito más, ingresá a la página principal para conocer las bañeras de crioterapia de Alfa Hackers.